La Catedral de Santa María la Real de Pamplona, situada en la ciudad de Pamplona  (Comunidad Foral de Navarra, España), sede de la Archidiócesis de Pamplona y Tudela, es  un conjunto arquitectónico eclesiástico único, por tratarse del complejo catedralicio más  completo que se conserva en España. Presenta las edificaciones habituales en otras  catedrales como iglesia, claustro y sacristías, pero además conserva la cillería, refectorio, sala  capitular y dormitorio, que son más propias de la vida común a la que estaba sujeto su cabildo  y que a lo largo de los siglos se han ido derribando en otras catedrales españolas.

Las estancias que lo configuran fueron construidas en distintas épocas y estilos,  conservándose hoy en día algunas de las dependencias románicas, pero predominando  sobre todo las edificadas en estilo gótico (entre ellas la iglesia y el claustro) de los siglos XIV  al XVI. La fachada oeste, de estilo neoclásico, se levantó a finales del siglo XVIII. Destacan en  este conjunto de edificios; el claustro, que está considerado una maravilla del arte gótico  europeo y desde luego el mejor claustro del siglo XIV; la cocina, que es uno de los tres  únicos ejemplos supervivientes de cocina gótica de toda Europa; y por último la fachada  principal, una de las obras más puras y representativas del neoclasicismo en la península.
La edificación actual ocupa una extensa área en el Casco Antiguo de la ciudad,  concretamente en la parte más alta de la Navarrería. Esta es la zona de Pamplona donde se  han encontrado los restos arqueológicos más antiguos, datados en la Primera Edad del  Hierro. Sobre este mismo emplazamiento se situaba el núcleo principal de la ciudad romana,  del que se han hallado numerosos restos en las diferentes excavaciones arqueológicas  realizadas dentro y fuera del edificio, que demuestran que el lugar que ocupa el templo  correspondía con la encrucijada del cardo y decumano, las dos calles que representaban el  centro neurálgico de toda ciudad romana.

La primera vez que se tiene constancia de la iglesia de Pamplona es en el año 589, en un  documento en el que se menciona al obispo de dicha ciudad en el Concilio tercero de  Toledo, y si existía un obispo, tenía que tener una cátedra y por tanto existía una catedral. Sin  embargo, la primera prueba física de la existencia de una edificación eclesiástica en dicho  lugar se encontró insertada en los cimientos de la edificación románica, y es un capitel  labrado por tres de sus caras, fechado en el siglo IX o X, lo que corroboraría la existencia de  una iglesia por esas fechas. En 924 había una célebre iglesia que fue demolida por Abd al- Rahman III (iglesia a la que pertenecería el capitel citado anteriormente). El rey Sancho  Abarca (970-994) donó a Santa María la villa de Pamplona. Sancho el Mayor reconstruyó el  primer templo diocesano, y el impulso decisivo fue dado en el siglo XII.
La edificación actual ocupa una extensa área en el Casco Antiguo de la ciudad,  concretamente en la parte más alta de la Navarrería. Esta es la zona de Pamplona donde se  han encontrado los restos arqueológicos más antiguos, datados en la Primera Edad del  Hierro. Sobre este mismo emplazamiento se situaba el núcleo principal de la ciudad romana,  del que se han hallado numerosos restos en las diferentes excavaciones arqueológicas  realizadas dentro y fuera del edificio, que demuestran que el lugar que ocupa el templo  correspondía con la encrucijada del cardo y decumano, las dos calles que representaban el  centro neurálgico de toda ciudad romana.

La primera vez que se tiene constancia de la iglesia de Pamplona es en el año 589, en un  documento en el que se menciona al obispo de dicha ciudad en el Concilio tercero de  Toledo, y si existía un obispo, tenía que tener una cátedra y por tanto existía una catedral. Sin  embargo, la primera prueba física de la existencia de una edificación eclesiástica en dicho  lugar se encontró insertada en los cimientos de la edificación románica, y es un capitel  labrado por tres de sus caras, fechado en el siglo IX o X, lo que corroboraría la existencia de  una iglesia por esas fechas. En 924 había una célebre iglesia que fue demolida por Abd al- Rahman III (iglesia a la que pertenecería el capitel citado anteriormente). El rey Sancho  Abarca (970-994) donó a Santa María la villa de Pamplona. Sancho el Mayor reconstruyó el  primer templo diocesano, y el impulso decisivo fue dado en el siglo XII.

Catedral románica Esta edificación levantada a principios del siglo XII, entre 1100 y 1127, era de grandes dimensiones (70 metros de largo por 50 de ancho), siendo sólo superada en esa época por la catedral de Santiago de Compostela. Estaba magníficamente labrada y constaba de tres naves, una central y dos laterales, que tenían una anchura algo menor a las actuales. De hecho, la planta de dicha catedral viene a coincidir en gran medida con la que se levantaría siglos después en estilo gótico.
Constaba de tres ábsides, siendo el central semicircular al interior y poligonal al exterior, y los  laterales semicirculares en ambos casos. Es muy peculiar la gran distancia que hay entre los  ábsides laterales y el central. Bajo el ábside lateral derecho se halló una cripta de tres naves  sostenidas por columnas exentas y adosadas y con un altar. En las siguientes décadas se  construyeron en estilo románico diferentes edificaciones del conjunto, como la capilla de San  Jesucristo, que pertenecería al palacio Real y Episcopal, la cillería y también el claustro  (desmantelado a finales del siglo XIII para sustituirlo el actual gótico), del que sólo se  conservan algunos de sus magníficos capiteles en el Museo de Navarra.

La fachada de dicha edificación se mantuvo en pie hasta su desmantelamiento en el siglo  XVIII cuando se levantó la actual neoclásica. De ella sólo se conservan algunos capiteles y  tallas de figuras humanas, así como el dibujo de su planta, realizado en el plano del proyecto  de la nueva edificación. Se sabe por diferentes documentos que poseía dos torres, la sur de  altura similar a la nave central, y la norte, de mayor porte y coronada con un chapitel, por lo  que se referían a ella como “la torre”. En ella se albergaban las campanas litúrgicas. En las  excavaciones llevadas a cabo en el interior de la iglesia en los años 90, se encontraron los  cimientos de la fábrica románica, así como la cripta, por lo que sabemos exactamente las  dimensiones y distribución de la misma.

Además de estos, los únicos restos románicos que se conservan in situ son la citada capilla  de San Jesucristo, restos bajo las sacristías y la cillería con sus torres y su antigua puerta de  acceso (parcialmente reconstruida). En unas recientes investigaciones se han encontrado  restos románicos bajo las sacristías, así como restos de un palacio de la misma época en el  lado sur del claustro. Iglesia La razón por la que se levanta el actual templo gótico es el  repentino derrumbe de la anterior fábrica.

Esto obliga a comenzar las obras con celeridad, puesto que la catedral servía de marco para  los actos más importantes del reino, como la coronación y unción de los reyes, su bautismo, o  su enterramiento cuando habían fallecido. Por esta razón, su reconstrucción se convirtió en  objetivo primordial para los reyes Carlos III el Noble, Leonor de Trastámara, y sus sucesores,  cosa poco habitual en aquella época en la que el cabildo y los obispos solían sufragar los  costos de las intervenciones que se llevaban a cabo en los conjuntos catedralicios y en las  que los reyes únicamente costeaban capillas, retablos o piezas de orfebrería.
Catedral de Santa María la Real de Pamplona - Parte 1
En este caso, debido a que la ruina del edificio anterior era casi total, y ante la imposibilidad  de que el cabildo ni el obispo asumiesen por sí solos los costes de la nueva construcción, los  propios reyes destinarían una parte de sus rentas en los sucesivos años para levantar el  nuevo templo, como haría más tarde su hija Blanca. Se encontraban a finales del siglo XIV y  el estilo imperante en toda Europa era el gótico.

En Navarra, por tener frontera con Francia y al haber reinado en ella diferentes linajes  franceses, como los Evreux (que gobernaban en esos años) y los Champaña, la influencia  francesa fue muy importante y constante a lo largo de los siglos XIII y XIV, y por ello, el estilo  que en el que se construyó la nueva iglesia fue en gótico francés.

El día 27 de mayo de 1394 fue colocada la primera piedra,como podemos leer en la  inscripción del relieve del segundo pilar de la nave central desde el crucero, en el lado del  Evangelio, inscrito bajo un relieve que representa a tres canónigos arrodillados ante una  Virgen sedente, en la que pone: “Capi(tu)l(u)m eccl(esie) Pampilon(ensis) an(no)  M.CCC.LXXXX.IIII.” Interior La planta de la catedral, como es habitual, está compuesta por el  cuerpo de naves, el crucero y la cabecera.

El cuerpo de naves consta de 3 naves, una central de mayores dimensiones (12,2 m. de  ancho por 25,3 m. de alto) y dos laterales (7 m. de ancho por 12,8 m. de alto)que se  distribuyen a lo largo de 6 tramos, aunque el último, el más próximo a la fachada, se levantó  junto con la misma a finales del XVIII. Adosadas a lo largo de las naves laterales nos  encontramos con una serie de capillas, a excepción del los dos tramos más próximos al  crucero por el lado de la Epístola, en que dan paso a un espacio indefinido que se explica  con la necesidad de unir la iglesia con el acceso al claustro que ya estaba concluido. 
Aunque la mayoría de las capillas corresponden a un tramo de la nave que queda entre los  contrafuertes, las dos capillas más próximas a la fachada occidental ocupan un espacio que  corresponde a dos tramos. Todas son rectangulares y tienen unas dimensiones de 5,2 m de  ancho por 6,5 de largo, menos las dobles que duplican esta longitud, y la altura en todos los  casos es la misma de las naves laterales.

Los soportes de la nave principal están compuestos por pilares exentos de forma romboidal  con doce finas columnillas separadas por molduras cóncavas. Éstas, reciben el peso de los  arcos fajones y formeros, así como de los nervios diagonales. Los pilares que se sitúan entre  la nave lateral y las capillas no son exentos, por lo que aunque similares a los anteriores,  modifican en parte su estructura. Por su parte, las capillas dobles poseen un pilar exento, que  por su lado interno y externo, no posee baquetones, sino una sección semicircular. Los arcos  son apuntados, con un apuntamiento muy marcado y de perfil muy moldurado.

Es reseñable el espacio de muro que queda entre los arcos de las naves laterales y las  ventanas de la nave central. Esto se debe a que las ventanas no pueden ser más largas  puesto que se encuentran por el exterior con la cubierta de las naves laterales y las capillas,  al ser estas últimas de la misma altura de las anteriores.

No es algo extraño que se de este caso, pero sí lo es que este espacio de muro vacío no se  hubiera solucionado con una tracería o un triforio, lo que da un aspecto de muro pesado y  una impresión negativa. Las ventanas de la nave central son las de mayor tamaño. Hay dos  por tramo, a gran altura, que son alternativamente de mayor y menor tamaño y presentan un  diseño alternativo a su vez. Están compuestas por un arco apuntado, abocinado, integrado  por dos arquivoltas, apeadas a cada lado en otras tantas columnillas. La parte inferior está  rematada por un alféizar en talud y su interior está dividido por dos maineles que sujetan una  tracería en el vértice.
Los dos diseños que se repiten son, en los tramos impares, una serie de arcos apuntados  muy agudos, secantes y tangentes, cuyo interior se rellena a base de cuadrilóbulos inscritos  en círculos. En los tramos pares, la tracería está formada por tres grandes círculos que  contienen a su vez tres cuadrados de lados curvos con cuadrilóbulos inscritos.

Las ventanas de las capillas son similares aunque de menor tamaño, y divididas únicamente  por un mainel. Las tracerías son distintas aunque constituidas por los mismos elementos  básicos. La catedral de Pamplona presenta una clara preferencia por el muro frente al vano.  Hay diferentes teorías al respecto, desde cuestiones climáticas y luminosas, hasta otras más  estilísticas, como la tendencia en el siglo XV hacia la revalorización del muro, o a la propia  tradición del gótico navarro, más escaso en vanos que otros coetáneos.

Todo el cuerpo de naves de la catedral, está cubierto por bóvedas de ojiva. La nave central  presenta bóvedas de crucería simple, barlongas, una por tramo, separadas por arcos fajones  y reforzadas por ligaduras longitudinales que unen las claves de la bóveda con el arco fajón.  El arco ojival es de mayor altura que el fajón. Tanto los nervios como los fajones tienen  sección triangular, aguda y moldurada. Los fajones se apoyan en una columnilla que baja por  el muro y a lo largo del pilar de la nave. Las claves de las bóvedas y de los fajones, están  decoradas con motivos heráldicos, esculpidos y policromados, y a su vez, los nervios y  ligaduras llevan un pequeño escudo cerca de la clave pero únicamente policromado.

Comenzando por el crucero nos encontramos con las armas de Carlos III el Noble, reina doña  Blanca, Navarra-Evreux, inicial de la reina Blanca, y en el quinto tramo el escudo del obispo  Martín de Peralta. El sexto tramo, al ser construido en el periodo neoclásico, no presentaba  policromía ni escudo heráldico, por lo que en la última restauración (1992-1994) se hizo una  recreación hipotética a partir de los ejemplos conservados en el resto de la iglesia, que sí son  originales y coetáneos de la arquitectura. Lo más reseñable de la decoración de las claves, es  que la policromía no sólo se aplicó en las claves y los escudos, sino que abarca unos 4  metros de diámetro alrededor de las mismas, estando por tanto policromada parte de la  bóveda.

Aunque resulte llamativo, esto era práctica habitual en la edad media, en la que se  policromaba la piedra tanto lisa como esculpida. Las bóvedas de las naves laterales tienen  una estructura similar, pero no están unidas las claves con el fajón por una ligadura. Al igual  que la nave central, los fajones, las claves y los nervios tienen escudos heráldicos de reyes y  obispos, y alrededor de la clave, también está policromada parte de la bóveda. Las capillas  por su parte están cubiertas por bóvedas de crucería simple, y las claves están decoradas,  aunque no en todos los casos, con escudos heráldicos. Como es costumbre, las capillas  están bajo la advocación de uno o más santos, y a lo largo de los siglos algunas han  cambiado de titularidad. Hoy en día se las conoce como (empezando por los pies de la nave,  lado del Evangelio): Capilla de San Juan Bautista, capilla de Santa Cristina, capilla de San  José y Santo Tomás, capilla de San Andrés, capilla Sandoval (en la girola), capilla del  Santísimo (en el brazo sur del crucero), capilla de San Juan Evangelista y capilla de Santa  Catalina (ambas en el lado de la Epístola).

Antiguamente la girola estaba dividida en capillas (hasta 1747) y los retablos que actualmente  se conservan in situ así lo atestiguan.Como en la actualidad los retablos no corresponden  siempre con una capilla que lo albergue, se habla de ellos en una sección aparte del artículo.  El crucero es cuadrado, y sus dos brazos están formados por dos tramos cada uno, el primero  es rectangular, del ancho de la nave lateral y el siguiente casi cuadrado. La bóveda está a la  misma altura que la nave central y es soportada por pilares similares a los de la misma, pero  en este caso están compuestos por dieciséis columnillas en vez de doce.

Ambos brazos cuentan con dos ventanas dispuestas una frente a la otra en el tramo más  próximo al crucero. La estructura es similar a la de las ventanas, pero la tracería es flamígera.  Dos pequeños rosetones perforan los hastiales, con una tracería flamígera, similar a las del ala  norte del claustro. La cubierta del crucero está compuesta por una bóveda de terceletes, con  sus cinco claves.

Los tramos más próximos de los brazos presentan una crucería simple, barlonga, reforzada  por ligadura longitudinal, y los tramos más externos, cuentan con bóvedas de crucería simple,  de plan cuadrado y con ligaduras longitudinales y transversales. Los nervios presentan un  perfil más agudo y complejo que los de la nave, lo que se explica por su pertenencia a una  fase constructiva posterior. Otro hecho que viene a demostrar que fue construida en época  posterior, es la ausencia de talla en las claves, aunque este hecho se ve disimulado, puesto  que están tapadas con grandes claves postizas de madera dorada.
Las bóvedas alrededor de las claves se encuentran nuevamente policromadas. La cabecera  de la catedral de Pamplona está compuesta por el presbiterio, y por una girola que hace las  veces de capillas. El presbiterio tiene como planta un pentágono irregular. La girola por su  parte está compuesta por cuatro tramos, los dos centrales son hexágonos regulares idénticos,  y los otros dos tramos, pentágonos irregulares y desiguales entre si.

El presbiterio es de la misma altura de la nave central y el crucero. Se une a éste por un  amplio arco apuntado. Hacia la girola, encontramos cuatro pequeños arcos muy apuntados  que se apoyan sobre tres columnas circulares con alguna columnilla adosada para recibir el  peso de los arcos de la bóveda. Las ventanas son semejantes a las de la nave pero con un  solo mainel, de menor tamaño y con tracerías flamígeras. La cubierta es una bóveda de  nervios de forma estrellada adaptada al pentágono irregular. Posee cinco nervios principales  que forman cinco plementos, siendo el contiguo al crucero mucho más ancho que el resto al  cortar con el arco triunfal.

Los nervios principales están unidos entre sí dos a dos por medio de terceletes, menos los  próximos al crucero que no son propiamente terceletes y que cortan con el arco triunfal. A su  vez, los terceletes se unen mediante ligaduras a los nervios principales, formando así una  estrella de seis puntas. Las uniones de estos puntos están provistas de unas claves talladas  con follaje. El perfil de los nervios es idéntico al del crucero. Lo más destacable de la girola,  son las dos puertas de entrada a las sendas sacristías.Ambas tiene una estructura similar,  formada por un arco canapel decorado con follaje naturalista, con el intradós ornamentado,  superpuesto por un arco conopial con follaje y rematado por florón, todo ello limitado a los  lados por pináculos cajeados. Parece que se pueden datar a finales del XIV y originariamente  estarían destinados a albergar sepulcros, pero que se eliminaron para poder dar acceso a las  sacristías creadas con posterioridad tras la girola.

Únicamente hay tres pequeñas ventanas en la girola. Una que conserva la tracería original  sustentada en un mainel, otra que carece de ella y una tercera cuya tracería parece ser  moderna. Las cubiertas están divididas por sus nervios en seis partes o en cinco, según el  tramo. Las claves aunque dispuestas para albergar un escudo heráldico, sólo una está tallada,  mientras que el resto están ocultas por claves de madera como en el crucero. La mayor  peculiaridad de la cabecera de esta catedral, es que aúna dos elementos poco habituales en  las catedrales góticas. Por una parte, la girola que se fusiona con las capillas, y por otra que  tiene un número par de paramentos laterales en el presbiterio, lo que hace que en vez de  situarse un vano al fondo del mismo, haya una columna.
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